DIRECTOR DEL INSTITUTO DE PSICOLOGÍA DE LA VIOLENCIA.
La mordaza es una de las expresiones más gráficas del totalitarismo. Una de las primeras acciones que intenta llevar a cabo cualquier tiranía, cualquier nazismo, cualquier liberticida a lo largo de la Historia, incluso intuitivamente, es silenciar toda opinión que no sea la suya, toda voz que no pueda controlar. No es extraño que la libertad informativa, que la libertad de prensa, que la libertad de expresión sean enseñas de la democracia.
Igual que todas las organizaciones terroristas, ETA asesina a seres humanos para que no expresen ideas, conceptos y palabras, es decir, para que no sean. El ser humano se exterioriza a través del lenguaje, unas veces en imágenes, otras en palabras, otras en gestos, siempre en conceptos que son recibidos por los otros. Si un dictador desea asesinar a una persona sin matarla, lo más útil es privarla de su identidad, de su opinión, de su palabra. El ser humano sin palabra es un ser desprovisto de sí mismo.
Lo que nunca ha entendido ningún dictador, ningún liberticida a lo largo de la Historia, es que pueden amordazarse y asesinarse seres humanos, pero es imposible extinguir el pensamiento y su comunicación. La Historia de la Humanidad es un larga conquista hacia la libertad de pensamiento y hacia la comunicación de esos pensamientos entre seres humanos. Cualquier dictador, cualquier asesino totalitario, cualquier liberticida ha fracasado antes o después en el control del pensamiento de los demás y de las palabras o las imágenes o los símbolos que les otorgaban forma. ETA nunca ha conseguido siquiera aproximarse al dictador más pusilánime de la Historia, y a los únicos que ha logrado silenciar o abducir siempre ha sido a los propios etarras.
Desde luego, no creo que ETA pretenda en serio silenciar nuestro periódico con un atentado. Lo que hace es trasladar un mensaje con su terrorismo. El mensaje es que todos los frentes están abiertos contra quienes cuestionen su totalitarismo criminal. Hemos entendido el mensaje porque ya lo conocíamos. Y aún así llevamos años escribiendo 'asesinos' al referirnos a ellos en nuestras páginas; criticamos a quienes les legitiman; solicitamos que los desarticulen y los encarcelen, que cierren sus medios de propaganda porque están al servicio del crimen y no de la libertad; subrayamos que todavía quedan expresiones de ETA, como la sindical o la asociativa, que deben ser escrutadas y derrumbadas por la ley; que todavía quedan infraestructuras económicas del terrorismo que desmantelar; que en muchos lugares ETA ha infiltrado el sistema de difusión del euskera para prostituirlo. A ETA hay que decirle que nunca, nadie, ha conseguido asesinar la palabra, porque si no la pronuncio yo, la pronunciará otro; si no lo pienso yo, lo pensará otro. La libertad siempre ha crecido por el pensamiento, nunca por la violencia. Continuaremos pronunciando el nombre que se oculta tras vuestra careta. Nazi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Haz tu comentario y participa
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.