lunes, 5 de abril de 2010
HISTORIAS DE LA PUTA MUTUA ... LA BOLSA O LA VIDA
Cuando tenemos la desgracia de ser víctimas de un accidente laboral, como cualquier trabajador debemos acudir a recibir asistencia sanitaria a la mutua contratada por la "empresa", donde supuestamente nos atenderán de nuestras lesiones, nos harán una revisión médica, nos darán un diagnóstico y recomendarán un tratamiento adecuado para recuperarnos de nuestras lesiones.
Uno no espera que por el hecho de ser Policía le vayan a dar un trato especial, pero cuando ese "accidente laboral" es consecuencia de un atentado terrorista, cuando acudes con hemorragias en la nariz y los oídos por efecto de la onda expansiva de una explosión, aunque no seas médico sabes un poco de que va la vaina y eres consciente de las secuelas que te pueden ocasionar... esperas un poco de interés del médico, que se te escuche y se tengan en cuenta los datos que aportas sobre tus dolencias... en definitiva, esperas algo que sabes que es casi imposible encontrar en las mutuas, donde los médicos son mercaderes y contables, y el diagnóstico va en función de los diferentes objetivos económicos que se propongan en la junta de accionistas, sin importar si una vida está en juego, tienen claro que es más importante llenar LA BOLSA que salvar una VIDA o darle al paciente una atención digna y un reposo necesario.
El caso que os comento no es una experiencia personal, lo conocí hace cosa de una semana en un artículo del diario El Correo, donde contaban la desgraciada experiencia de un compañero de la Comisaría de la Ertzaintza de Bilbao, que padeció la asistencia y los desmanes de nuestras "queridas" mutuas, donde todo el que pisa por allí para ser atendido es un vago, maleante y jeta.
Muchos son los casos que conozco, afortunadamete no tan graves como el que os cuento, pero no por ello con menos despropósitos... dados de alta cojos teniendo que ser operados posteriormente, con lumbalgias, mandados a trabajar sin rehabilitación, atenciones por traumatismos sin las necesarias placas de rayos X porque es de noche y el de radiología no está (eso si, te garantizan con cara de buen rollo que no tienes nada... ni una fisura... si te sale una lesión después ya no es accidente laboral... no saben nada) , daños cerebrales por una explosión y resulta que las lesiones son congénitas y te mandan a currar empastillado de ansiolíticos ... pero nadie se preocupa por el tema aunque los casos vayan creciendo... en su día y por un caso personal intenté denunciar a través del sindicato al que pertenezco, ya no a la mutua, sino al médico... no hubo manera, me dieron las excusas de rigor ... que si esto es muy difícil, que si no vamos a conseguir nada... ¿no se dan cuenta que están jugando con nuestras vidas, nuestra salud, nuestra seguridad, la de los que dependen de nosotros o trabajan a nuestro lado y la tranquilidad de nuestras familias?... parece que no.
Para terminar, os dejo el enlace de la noticia en cuestión y le mandamos un fuerte abrazo al compañero que tuvo esta desgraciada experiencia y a su familia... está jubilado pero le sigue tirando la profesión... es una de las cosas que peor lleva.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100328/politica/vivir-bomba-cabeza-20100328.html
Saludos...
Publicado por
mustelus
en
20:57
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Etiquetas:
mutua medicos mercaderes errores medicos
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Triste vivencia la del compañero vasco. Espero que el facultativo que le presto tan deficiente atención, reciba, algún día, un trato proporcionado al que negó a ese Policía.
ResponderEliminarYo, por suerte, puedo contar que he recibido, siempre, un trato cercano, esmerado y humano. En su día, -hace más de dos años- sufrí lesiones muy graves como consecuencia de un atentado, pero desde el minuto cero fui atendido de modo muy satisfactorio. Primero recibí atención en urgencias de la seguridad social, pero horas después fui derivado, a petición personal, al hospital de la Mutua. No tengo nada que objetar.
Buen trato primario, mejor en quirófano, mejor aún en planta, y excelente en rehabilitación. Todo fue en la Mutua Fremap. Pese a todo lo que hicieron por devolverme a la normalidad…no fue posible. Las secuelas objetivas que me han quedado, son eso, objetivas, están ahí. De haber podido quedar muy cojo…solo lo soy en un grado muy leve. De poder tener dolores muy fuertes, diariamente, solo los tengo, muy fuertes, esporádicamente. Tras pasar “tribunal médico” -en realidad se llama EVI Equipo de Valoración de Incapacidades, de la Seguridad Social- he sido declarado Incapacitado Permanente en grado de PARCIAL.
La buena rehabilitación “oficial” y la que, por mi cuenta, realicé, me han permitido esquivar la jubilación. Sigo en activo, algo limitado, pero sigo donde quería seguir: en la calle.
Espero que ese compañero vasco esté totalmente repuesto de sus lesiones, o en su caso, lo más posible, como yo. Espero, también, que los médicos que le hurtaron el digno trato que merecía, lo paguen de forma proporcionada.
Tras lo traumático de situaciones como la tuya es de agradecer y es un factor determinante para una buena recuperación, la profesionalidad de los facultativos y el trato recibido... y también es justo reconocer una buena labror como la que realizaron contigo, es evidente que no se puede meter a todos en el mismo saco.
ResponderEliminarMi experiencia personal ha sido muy mala, ya no por la operación que me realizaron, que fue excelente... ni por el trato del personal, que fue estupendo, sino por toda la situación que pasé hasta que decidieron operarme... decían que no tenía lesión alguna me dieron el alta y tras acudir al médico del departamento y a Osakidetza, sí tenía lesión, necesitaron operar y ya no era un farsante... no quiero ni acordarme.
Muchas gracias por dedicarnos un poco de tu tiempo Ernesto.
Un abrazo...
Amigo, gracias a ti.
ResponderEliminarVoy a contar otra cosa, muy similar a lo que te pasó a ti. Al leer eso de “farsante”, me he acordado.
En vísperas del puente de la Constitución del año 2003, decidí ir a la Mutua para que me exploraran la espalda, tras semanas con molestias, algo duras, no pude aguantar más. Yo era corredor de medio fondo y las molestias me jodían el entrenamiento, además, también el trabajo.
El médico que me atendió, casi ni me miró, una exploración superficial me practicó. Me dijo que no tenía nada y que me tomara unas pastillas. Semanas después, tuve que volver al médico. Recuerdo que a mi mujer, le dije que presentía que tenía algo serio. Yo para dejar de correr un día, tenía que estar muy, pero que muy mal, y había semanas que corría solo 3 días –lo normal eran 5-6 días-. En fin, volví al médico y me atendió un médico distinto.
Esta nueva facultativa me prestó más atención, me dio la baja médica y me mandó a sesiones de rehabilitación –la primera vez que iba a ello en mi vida-, tras dos semanas, seguí igual de mal, quizá peor aún. La Doctora, ya en días previos a Navidad, me dijo que tendría que darme el alta, que no veía nada. Yo muy seriamente, le dije algo así: “…mire Doctora, su compañero pasó de mi, usted no lo ha hecho, pero tampoco acaba de prestarme la atención que preciso. Se que, en vísperas del puente de la Constitución, su compañero pensó que yo buscaba unos días “gratis” de asueto. Nada de eso, yo estaba libre esos días, y me encanta mi trabajo, aunque el perro de mi jefe no se merezca mis horas de total dedicación –eso fue casi literal-. Doctora, le ruego que me tome en serio. Soy muy trabajador, y muy deportista y estar de baja me jode la vida en todos los sentidos, solo quiero estar bien.” Le hice saber que me imaginaba que ella imaginaba que yo quería vacaciones gratis, pero que se estaba equivocando.
La Doctora, diré su nombre, Flores, me oyó con atención y me dijo que el protocolo era ese, que no podía hacerme pruebas diagnósticas complementarias a no ser que pasara más tiempo o que yo presentara una clínica más “fea”. Por ello, me siguió dando la baja, y me mantuvo en rehabilitación. Pasados unos días, me realizó una RMN –Resonancia Magnética Nuclear-
A los pocos de días, me llamaron de la Mutua, y no era la administrativa que suele hacer esas llamadas, era la Doctora personalmente. Me dijo que aunque faltaban dos días para que me viera en su consulta, que me pasara por su consulta, que me quería hablar. Cuando fui, me dijo que las pruebas revelaban una pequeña hernia discal, la cual era compatible con los dolores que yo manifestaba. Me trató muy, pero que muy bien. Se dio cuenta de que no mentí. Yo no era un farsante. Estuve 6 meses de baja, la rehabilitación de las semanas primeras era contraproducente, de ahí que me doliera más la espalada. Finalmente, se me derivó al especialista y entré 4 veces en quirófano para practicar Ozonoterapia.
Luego comprendí cosas. Conozco a muchos, pero que muchos, -algunos de mi entorno- que a poco que le nieguen un día de asuntos propios, o tengan que ir a jugar un partido de fútbol o lo que sea…se dan de baja en la Mutua o en la Seg. Social.
Pues eso, que me he acordado y te lo cuento.
Yo únicamente le dije que le hacía responsable de lo que pudiera ocurrir por volver al trabajo lesionado... no tenía intención de acudir al trabajo en ese estado, de hecho no tuve problema alguno en Osakidetza, donde ya el médico de cabecera me dio el diagnóstico que no supo o no quiso darme el especialista de la mutua... lo que no pude evitar fue el mal genio al coger mi ropa... había dejado mi arma entre la chaqueta y el cogerla sin pensar nada más que en maldiciones hacia el facultativo, hizo que ésta cayese al suelo... su cara cambió de expresión, la recogí y me marché.
ResponderEliminarJetas hay en todos los gremios, pero no se puede prejuzgar como tal a todo el que pasa por las consultas de la mutua... estoy convencido de que el médico que me atendió a mi o al compañero de la bomba, tratará mejor a su mascota si la tiene, que al resto de pacientes... debería haberse decantado por la carrera de Veterinaria.
Un saludo Ernesto!! Todo un placer compartir anécdotas contigo.